Mequinenzanos a destacar
ANTONIO VALLÉS PERDRIX
Antonio Vallés Perdrix nació en Mequinenza el 13 de mayo de 1923. Sus padres fueron Adolfo Vallés Bernabé y Alliette Perdrix Bronche, Los Vallés-Perdrix de Mequinenza eran una familia acomodada, propietarios de un molino harinero, de una fábrica de productos derivados del regaliz. Antonio trabajaba de oficinista en una de las minas de carbón que compaginaba con la actividad musical.
Las primeras clases de música los recibió de su padre, también músico, y seguramente también de su tío abuelo Leopoldo Vallés Copons, un excelente pianista. Cuando la familia se trasladó a vivir a Tarragona entre los años 1928-1939, continuó la formación musical en esta capital catalana. Antonio dominaba diversos instrumentos: piano, violín, flauta, saxofón i clarinete y tenía una gran facilidad para la composición.
El año 1945 creó en Mequinenza la orquesta Vallés, integrada básicamente por músicos formados por él mismo. Compaginaba la participación y dirección de esta orquesta con la de componente, juntamente con el fragatino Ramón Villas y los mequinenzanos Esteve Fuster, José Oliver y Fernando Riau, del Quinteto Villas.
Con la finalidad de intercambiar conocimientos de harmonía musical, dentro de su faceta de compositor, mantuvo correspondencia durante cinco años con una joven pianista de Jaén, Rosalía López Quero. Un día Antonio se presentó a Jaén para conocer a Rosalia. Se encontraron el parque de la Alameda i allí, tan pronto la vio se enamoró de ella. Antonio y Rosalia se casaron en 1951, y después de vivir unos años en Mequinenza, en el año 1955, el matrimonio se instaló definitivamente a Jaén donde fueron padres de dos hijos: Alliette y Adolfo.
Entre Mequinenza y Jaén, Antonio Vallés compuso muchas melodías, entre las cuales boleros como “Y ahora qué”, “Tu cabello rubio”, “Juntos soy feliz”, “Ciudades de Andalucia”; el vals serenata “Bajo el Cielo”; el fox “No hay solución” o el pasodoble “Llora una pena”, partituras que formaron parte de libretos que utilizaban orquestas de la época. Pero su gran éxito fue un pasodoble, “Pasodoble a Jaén”, compuesto en el año 1958 como regalo a su esposa Rosalia. Esta obra muy popular en su tiempo podía ser escuchada frecuentemente en diversas emisoras de radio y, de la cual, formaciones como la Banda Municipal de Jaén, la Banda Municipal de Música de Baeza o el Grupo Folklórico Panaceite, la incorporaron en su repertorio, e incluso, estos últimos la incluyeron en uno de sus discos.
Antonio Vallés falleció el once de febrero de 2006 y el Ayuntamiento de Jaén puso su nombre a una calle de esta ciudad, que une la Avenida Barcelona y la Plaza Federico García Lorca. Su hijo Adolfo, en cumplimiento de la voluntad de su padre, repartió las cenizas entre la Alameda a Jaén y el rio Segre, dos espacios claves en la vida del músico.